lunes, 12 de diciembre de 2016

La Senda del románico. Capítulo 3º San Salvador de Cantamuda


Caminante... en el camino, no encontrarás escarpados precipicios, acechando tu llegada al albor de tu atónita mirada... pero sí lugares encantados que, por un solo instante, congelan la respiración del visitante, suscitando, en él,  un contenido y helador aliento ante la magnitud del paisaje hallado.
Caminante, en el camino... en su busca y a su paso, no encontrarás sinuosas curvas... de aquellas que disparan el corazón hasta límites insospechados... pero sí lugares, en ocasiones olvidados, que destilan fantasía, impregnando una primorosa naturaleza en cada uno de sus bucólicos rincones. 
Caminante, en el camino... tampoco descubrirás vertiginosos desfiladeros, que cuan precipitados acantilados, ladera abajo, correteen sus aguas, malditamente asalvajadas, golpeando violentamente sobre sus indómitos peñascos. 
Caminante, ¡ay! Caminante... ni rocas colgadas encontrarás... apiñadas sobre angostos riscos y abriéndose paso entre el insolente y deslucido asfalto que brota sobre la abrupta vegetación del entorno. Ni tan siquiera, en el camino, caminante, echarás de menos artificiales miradores construidos a golpe de la sobria mano del hombre... pues no es necesario, de verdad... porque toda su extensión es un digno mirador en sí mismo...

Aitor Gutierrez Cosgaya

Autor & Editor

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
biz.