lunes, 12 de diciembre de 2016

La Senda del románico. Capítulo 3º San Salvador de Cantamuda


Caminante... en el camino, no encontrarás escarpados precipicios, acechando tu llegada al albor de tu atónita mirada... pero sí lugares encantados que, por un solo instante, congelan la respiración del visitante, suscitando, en él,  un contenido y helador aliento ante la magnitud del paisaje hallado.
Caminante, en el camino... en su busca y a su paso, no encontrarás sinuosas curvas... de aquellas que disparan el corazón hasta límites insospechados... pero sí lugares, en ocasiones olvidados, que destilan fantasía, impregnando una primorosa naturaleza en cada uno de sus bucólicos rincones. 
Caminante, en el camino... tampoco descubrirás vertiginosos desfiladeros, que cuan precipitados acantilados, ladera abajo, correteen sus aguas, malditamente asalvajadas, golpeando violentamente sobre sus indómitos peñascos. 
Caminante, ¡ay! Caminante... ni rocas colgadas encontrarás... apiñadas sobre angostos riscos y abriéndose paso entre el insolente y deslucido asfalto que brota sobre la abrupta vegetación del entorno. Ni tan siquiera, en el camino, caminante, echarás de menos artificiales miradores construidos a golpe de la sobria mano del hombre... pues no es necesario, de verdad... porque toda su extensión es un digno mirador en sí mismo...

jueves, 24 de noviembre de 2016

La Senda del Románico. Capítulo 2º Santa Eufemia



Esta iglesia, que formaba parte del "Real Monasterio de Frailas Comendadoras de Santiago", pasó a manos privadas en el siglo XIX, concretamente en el año 1825, pero no por causa de la famosa desamortización de Mendizábal, sino por un canje de tierras entre dichos propietarios de ámbito privado y los Monjas que aquí habitaron hasta los primeros albores del siglo XVI y que, por lo visto, en un momento dado, entendieron que ya no pintaban nada en estos idílicos parajes de la "Toscana Palentina", como así le gusta denominar a estas tierras a nuestro buen amigo Juan José. Pero no solamente de arte está cargado este exclusivo recinto, a su vez, su historia, casi milenaria, es realmente muy intensa y los escritos cincelados sobre sus muros quedaron atrapados en el tiempo para narrarla unos cuantos cientos de años después.

domingo, 13 de noviembre de 2016

Vallespinoso de Aguilar. Arte desde el aire


La ermita de Santa Cecilia es una maravilla escultórica por todas y cada una de sus piedras, el maestro escultor no dejó ni un detalle iconográfico para la improvisación. Aunque de reducido tamaño, cuenta, en su justa medida, con prácticamente todo un "románico elenco" de elementos arquitectónicos, vigentes en templos de mucha más envergadura e importancia. La portada, en este caso obligatoriamente enmarcada en su fachada del mediodía a la que se accede salvando el desnivel
de la roca, ostenta uno de los frisos, a modo de cenefa que recorre toda la pared meridional, más emocionantes del románico palentino. La descripción que García Guinea hizo en su día de cada uno de los motivos esculpidos sobre el canto de esta hermosa ermita, es el mejor y más completo guión cinematográfico sobre la historia sagrada jamás escrita; narrada, con gran destreza, a cincel y martillo.


La Senda del Románico. Capitulo 1º


Y de las entrañas de la piedra... surgió el espíritu románico. Es lo primero que vino a mi cabeza el día que tuve la ocasión de visitar la "Catedral de la Piedra", la iglesia rupestre de la localidad palentina de Olleros del Pisuerga. Dicha iglesia, de los Santos Justo y Pastor, es merecedora de tan digno adjetivo, pues seguramente sea la iglesia rupestre que mejor conserva la labra practicada sobre la piedra por los múltiples maestros canteros que, a lo largo de cientos de años, trabajaron en esta laureada roca. Un templo que, además de merecer la admiración de las más importantes guías turísticas, cuenta en su haber con más de un milenio de historia.

 
biz.